La Meditación
Todos los días cuando subo al bus para ir al trabajo, me acomodo en algún asiento, amago que voy a quitar algún libro para leer en el viaje, pero me quedo mirando la calle, o la gente que sube, el comportamiento de la mañana, o armo algún paisaje en mi mente de cosas que tengo que pensar, pero solo pienso, al principio, luego se va elevando, deja de ser filosofía para ser una contemplación de realidades, mi mente se empieza a despertar y siento una unión con todo ese entorno.
Fue así que en un viaje de hace algunas semanas inicié unos encuentros conmigo mismo en la contemplación matutina del bus y me gustaría compartir ese proceso con todos uds. Yo lo llamo el proceso de meditación.
A veces decimos voy a meditar y sin embargo solo estamos razonando sobre algunas cosas que tenemos pendientes, como si la meditación fuese un recurso para soluciones rápidas o inteligentes y nada más. Otras veces también decimos que meditamos cuando recurrimos a la imaginación y entonces buscamos sobre figuras de luz, sobre la prosperidad, sobre colores, sobre todo lo que pueda superar la magnitud de nuestra percepción sensorial, para hallar un estado "X" o de plenitud. Si encaramos desde un punto de vista egoísta, la meditación va tener siempre un porqué, un inicio y por ende un fin, un fin (de final) como todo lo efímero, como todo lo que pasa, lo que no permanece, lo que caduca...
A veces meditamos u oramos para mantener la conciencia en paz, para cultivar un poco de espiritualidad a nuestra vida, sin embargo lo seguimos haciendo ¡tan inconscientemente!
¿Porqué digo inconscientemente?
Porque seguimos creyendo que la meditación es una práctica de unos minutos, de un momento, a todo ese estado (ese gran estado) lo encajonamos a unos minutos de nuestra vida. Sin embargo, la Meditación es un estado que se alcanza, no una práctica que se realiza. Alcanzar el estado de Meditación es estar atentos siempre.
Si la meditación es un estado, el ejercicio de la meditación (la práctica) es un simulacro.
Imaginemos que la práctica de la meditación es como un videojuego que jugamos todos los días una hora al día. En un video juego yo consigo vidas (reserva de energía), monedas (claridad sobre el campo de juego), a veces pierdo todo y vuelvo a empezar el juego y no pasa nada. Es algo absolutamente virtual. Con la práctica de la meditación sucede lo mismo, consigo claridad sobre mi campo de realidad, consigo fuerza de voluntad y de alguna forma me ejercito en la realidad a través de lo virtual, como aprender a manejar un vehículo con un manubrio de un software. Solo que este juego no solo es virtual, sino que lo llevamos a la práctica las 24 horas del día.
El estado de meditación dura toda la vida, es la vida misma, es la conciencia, cuando nos unimos a este estado sabemos donde estamos parados en el instante perfecto, miramos desde todos los ángulos de las situaciones, nuestra personalidad corriente se inclina a un costado para quedarnos transparentes ante los demás, manejamos nosotros el carro de nuestra vida y no nuestras emociones u opciones o preferencias.
El estado de meditación nos lleva a la paz interna, a no desear cosas,porque nos muestra que todo lo que podamos desear está a nuestro alcance, pero no todo lo que está a nuestro alcance nos conviene.
El estado de meditación, nos lleva al amor fraternal y a la Compasión, porque no tiene fines, no tiene porqués, ni razones, brota naturalmente como lo hace una sonrisa que uno no se puede contener.
El estado de meditación nos amplía el punto de vista, entonces no quedamos pendientes de las sensaciones que producen las situaciones. Miramos más allá de ellas y nos proyectamos sobre ellas mismas.
A veces llegamos a ese estado de meditación y no nos damos cuenta de que había sido estábamos meditando!
Todas las cosas pasan, miro la calle por esta ventanilla del bus, y las pisadas en las veredas se renuevan todos los días, acepto este movimiento y me muevo con él. Acepto el cambio y me muevo con la vida, así como se mueve este bus, solo que ahora lo hago Con CONCIENCIA!
José Cabrera
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